Cuando empecé en esto de la sumisión, no estaba seguro de lo que buscaba, tenía dudas sobre mi condición: no tenía claro si sólo era una fantasía sexual, o, como más tarde descubrí , lo que deseaba era una relación de sumisión y esclavitud de por vida, entregándome a mi mujer las 24 horas del día, todos los días del año, hasta que la muerte nos separe.
Lo primero que hice fue analizar cómo veía yo a mi mujer; una vez que asumí su grado de superioridad en todos los aspectos, lo demás ya fue fácil, no tenía ninguna duda de quién era la parte Alfa de la familia: eso es lo que te da confianza, yo veo a mi mujer como una persona mucho más preparada para manejar la familia a su antojo, que yo.
Ella es mi media naranja, yo sin ella no podría ser feliz, porque en ella encontré lo que buscaba, siempre me gustaron las mujeres egoístas, ella supera con creces mis perspectivas de mujer ideal para mí, yo sin ella no sabría qué hacer, sin embargo, ella encontraría alguien mejor que yo enseguida, por eso debo ser más esclavo y sumiso con ella, por su manera de ser, es imprescindible en mi vida.
Cada día que pasa, ella me ve más suyo, exigiendo un poco más, y yo, cada día, soy más dependiente y necesito más exigencias de ella; es su manera de amarme y es mi manera de corresponderla: los dos recibimos lo que deseamos, cada uno en su justa medida. Posiblemente, los dos vivamos los mejores años de nuestras vidas.
A partir de que ella es consciente de que es superior a mí, asumiendo su lugar de dómina absoluta, y, al mismo tiempo, yo asumo su superioridad, y mi lugar como su esclavo, es cuando todo empieza a funcionar: ella puede llevar la clase de vida que siempre deseó, sabiendo que yo la alisaré el camino, sometiéndome y complaciéndola en todo.
Las cosas que nunca quiso o pudo hacer, ahora ya me tiene a mí para hacerlas; las cosas que pensaba y no me decía, ahora las puede decir sin miedo. Su manera de ver el sexo, ahora ya no tiene que esconderla: el sexo para ella es su satisfacción, nada más, no tiene que pensar en mí, sólo en ella; en realidad, ella solo necesita para su placer sexual mi boca, lo demás le sobra, aunque parezca mentira a mí eso me vuelve loco.
No sé si me explico bien... Una de las cosas que mas me gusta de ella, es su egoísmo, por ejemplo:
a ella le gusta la casa limpia, pero no le gusta limpiar, pues para eso me tiene a mí; a ella le gusta el dinero, controlarlo y disponer de todo, pues yo estoy para conseguirlo y darle cuentas de todo; a ella le gusta salir, pero solo con quién quiere y cuando le apetece,... En fin, una mujer muy egoísta, y, aunque parezca mentira, esa es una de las cosas que más me gusta de ella.
Cuando me castiga, me insulta, me humilla o me pega, yo disfruto, no solo por el hecho en sí, también porque sé que si me pega por una mala acción, es porque le intereso, es por mi bien y debo agradecerle que lo haga, así me demuestra lo mucho que le importo, queriendo que sea yo su esclavo ideal, por eso ella me moldea a su antojo.
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