domingo, 29 de julio de 2018

Hasta que la muerte nos separe

Realmente, te das cuenta de que has nacido para servir a una mujer, cuando practicas esta modalidad de pareja, llamada femdom y sabes que nunca más tendrías otro tipo de relación que no sea esa. De lo único que me arrepiento es de no haberme atrevido antes a declararme sumiso ante mi mujer, y cuando digo antes, me refiero a siempre; he llegado a la conclusión de que todas mis relaciones anteriores no me daban lo que yo necesitaba, ni yo amaba de verdad, como ahora, lo cual hace que me plantee: ¿por qué ella y no otra?.

En un principio, pensé que ya había encontrado la madurez suficiente para no seguir engañándome, o que ya había superado el miedo al qué dirán,... Manejaba mil teorías, pero lo cierto es que ella ha sabido hacerme ver cómo soy, y ha logrado que me comporte así; claro que esto es posible gracias a que ella es como es, y también es conocedora de queh a ganado un hombre a su medida.

Al principio, todo son miedos y dudas, porque la teoría la sabemos todos, pero ponerlo en práctica no es fácil. Rrecuerdo que cuando tocábamos el tema, y yo le contaba mis pretensiones de pareja, ella solía responderme; ¿tú estas seguro de lo que me ofreces?, ¿realmente te crees capaz de conocerme?, ¿no saldrás corriendo cuando descubras lo que quiero de verdad? Esas preguntas resonaban en mi cabeza, y me generaban muchas dudas, ahora veo como, inteligentemente, ella me hizo ser como soy, supo esperar hasta que se dio cuenta de que iba en serio, aunque, entonces, eso a mí me desesperaba, esa calma tensa, en la que nada llegaba: gracias a eso, aumentaron mis ganas de entrega, y mi grado de convicción. 

El sexo para mí siempre fue una de las cosas principales en las relaciones, soy una persona muy activa sexualmente, y con la mente muy abierta, pero ella me fue quitando el sexo, gradualmente, hasta llegar a tener el sexo que ella quiere, el sexo ahora es simplemente dedicarme a complacerla, sin nada más a cambio que verla satisfecha: es la constatación de lo que soy y de que dependo completamente de ella. Desde que ella manda, ha aumentado el número de veces que practicamos el sexo, ella se ha liberado de la carga  de satisfacer mis apetencias, porque, en realidad, sólo necesita su placer, de igual manera, yo he comprendido que soy suyo y disfruto tanto como ella complaciéndola.

Estoy convencido de que he nacido para servirla, para complacerla en todo, y, si me apuran, diría que he nacido para ella: me levanto cada mañana esperando una orden suya, cada día es distinto, dependiendo de su ánimo, o de sus deseos; esa sensación de esclavitud no la cambio por nada, porque cuando te conviertes en un esclavo de tu mujer, ya nada anterior tiene sentido, porque realmente te das cuenta de que ella es muy superior y como tal debe ser tratada, es tu reina y tu objetivo diario es servirla un poco más que el día anterior. A más deseo de ser sometido, más deseo de dominación por su parte, llega el momento en que no hay dudas por ninguna parte, y las órdenes fluyen como una cosa normal, porque la obediencia es un acto normal en la pareja femdom, se está realizando naturalmente, sin reparos ni arrepentimientos. Entonces es cuando puedes decir que lo estáis consiguiendo.

Con este tipo de relación, he conseguido aclarar mi mente y he aprendido a comprender más todo tipo de parejas, también a valorar más, si cabe, a las mujeres, he comprendido que cada uno tiene un sitio en la vida, que todo vale, siempre que sea lo que realmente uno desea, y sobre todo he encontrado la media naranja que siempre he deseado, la única mujer, que, con su manera de ser, me puede hacer feliz. Espero que ella sienta lo mismo, si así fuera, me atrevería a decir esa frase tan popular, "hasta que la muerte nos separe".




martes, 24 de julio de 2018

¿Sexo vainilla?

Hasta que empecé a indagar por Internet sobre estos temas de dominación y sumisión, yo no había oído hablar del "sexo vainilla", denominación que se le da en el mundillo bdsm al sexo común, para entendernos , un par de besos y a terminar en la postura misionero.

¿Por qué vainilla? Imaginaos que entráis en una heladería: cucuruchos, tarrinas, sorbetes, helados..., un amplio surtido de sabores, gustos y texturas; te tiras un buen rato dando vueltas por la heladería y, al final, pides uno de vainilla. ¡Con la cantidad de combinaciones que hay a tu alcance, tú eliges la más sosa! Aunque si una pareja disfruta con el sexo vainilla, ¿porque no?...


La mayoría de las parejas que se definen como vainilla, hacen sexo bdsm light sin saberlo: quién no se baja a hacer un cunnilingus a su pareja, o le ha vendado los ojos alguna vez, o ha dado un azote en el culo mientras hacía el amor, por poner algunos ejemplos. Pues sin querer se está rozando más el mundillo bdsm, que el vainilla. Cada pareja es un mundo y todos los gustos son igual de respetables, siempre que se realicen de acuerdo por las dos partes.

Particularmente, no me gusta que cataloguen a las parejas con nombres debidos a un analogía, y mi relación no se identifica con ninguno de estos dos tipos de pareja, ni es una relación vainilla, ni es una relación bdsm. En todo caso, creo que lo mejor y más práctico sería hablarlo con la pareja, y acordar los términos básicos de la relación, en mi caso que soy sumiso y mi mujer dominante; ella debería dejar claros sus términos propios y no dejarse llevar por las normas bdsm, simplemente, decir lo que quiere de bdsm y lo que quiere de vainilla: en esto es mucho más fácil de complacer al sumiso, porque como buen sumiso yo disfrutaré de cualquier manera si se hace realmente lo que ella desea. Creo que es un error hacer lo que otros creen que es lo correcto, tanto en bdsm, como en vainilla.


En resumen, como siempre digo, lo mejor es tener plena confianza con tu pareja, hablar mucho y acordar los términos básicos de la relación, sin dejarse llevar por modas, ni normas impuestas por terceros, cada uno en su casa hace lo que quiere, y, por lo menos, ser libres en esto, ya que cada vez quedan menos aspectos en las que uno pueda decidir libremente, porque todos somos sumisos de la sociedad y bailamos al son de la música que nos ponen, así que, al menos en esto sed libres y disfrutad como creáis conveniente.





viernes, 20 de julio de 2018

La vida en bragas

Mucha gente piensa que cuando a un hombre le gusta ponerse ropa interior de mujer, es porque es un homosexual encerrado en el armario. Yo no voy a juzgar los pensamientos de nadie, me voy a limitar a contar mi verdad.


Mi verdad, sobre este tema, es que me gusta ponerme las bragas o tangas de mi mujer: no cualquier braga o tanga, únicamente las suyas, y, si es posible, cuando ella ya las ha tenido puestas; no me gusta vestirme de mujer, solamente me gusta ponerme su ropa interior, para nada soy homosexual, ni siquiera soy bisexual, y, de paso, vaya mi respeto por delante para cualquier colectivo.

Lo que sí es cierto, es que a mi me gusta mucho lo ya mencionado, aparte de que las bragas y tangas de mujer son más cómodas y suaves que nuestra ropa interior, está el tema "sumisión": con sus bragas puestas me siento más suyo, es como si ella fuera dentro de mí, o, mejor dicho, como si yo fuera pegado a su sexo, lo que me produce una gran excitación y un placer tremendo; además, al ver cómo ella como se burla de mí, aumenta mi grado de satisfacción.


Buscando por la red información sobre este tema, descubrí que es una práctica bastante común entre los hombres; la mayoría de los que llevan estas prendas, lo hacen en secreto, sin que nadie lo sepa, pero, en mi caso, prefiero que sea ella quien me obligue a llevarlas puestas, debe ser por mi grado de sumisión: si ella no me lo ordenara, no me excitaría apenas nada.

Es tal el grado de popularidad de este asunto, que muchas mujeres se ganan la vida vendiendo su ropa interior usada. A mí no me complace ese mercadeo, pues sólo me gusta ponerme las de mi mujer. Tampoco me produce ni frío ni calor ponerme su sujetador, o feminizarme, son temas que no me atraen, a mi mujer tampoco, está claro, porque si ella quisiera me obligaría a hacerlo y yo lo haría sin rechistar.


Bueno, es mi opinión sobre un tema que da para mucho, supongo que a mí me gusta tanto, por ser una muestra de dominación de mi mujer hacia mí: "tú usas mis bragas cuando ya las he usado yo, después, cuando te dé otras usadas, te cambias y lavas esas"... Siempre detrás de ella, como debe ser en todo, ella primero y yo detrás.

jueves, 19 de julio de 2018

Confesiones sumisas

Cuando empecé en esto de la sumisión, no estaba seguro de lo que buscaba, tenía dudas sobre mi condición: no tenía claro si sólo era una fantasía sexual, o, como más  tarde descubrí , lo que deseaba era una relación de sumisión y esclavitud de por vida, entregándome a mi mujer las 24 horas del día, todos los días del año, hasta que la muerte nos separe.

Lo primero que hice fue analizar cómo veía yo a mi mujer; una vez que asumí su grado de superioridad en todos los aspectos, lo demás ya fue fácil, no tenía ninguna duda de quién era la parte Alfa de la familia: eso es lo que te da confianza, yo veo a mi mujer como una persona mucho más preparada para manejar la familia a su antojo, que yo.

Ella es mi media naranja, yo sin ella no podría ser feliz, porque en ella encontré lo que buscaba, siempre me gustaron las mujeres egoístas, ella supera con creces mis perspectivas de mujer ideal para mí, yo sin ella no sabría qué hacer, sin embargo, ella encontraría alguien mejor que yo enseguida, por eso debo ser más esclavo y sumiso con ella, por su manera de ser, es imprescindible en mi vida.

Cada día que pasa, ella me ve más suyo, exigiendo un poco más, y yo, cada día, soy más dependiente y necesito más exigencias de ella; es su manera de amarme y es mi manera de corresponderla: los dos recibimos lo que deseamos, cada uno en su justa medida. Posiblemente, los dos vivamos los mejores años de nuestras vidas.

A partir de que ella es consciente de que es superior a mí, asumiendo su lugar de dómina absoluta, y, al mismo tiempo, yo asumo su superioridad, y mi lugar como su esclavo, es cuando todo empieza a funcionar: ella puede llevar la clase de vida que siempre deseó, sabiendo que yo la alisaré el camino, sometiéndome y complaciéndola en todo.

Las cosas que nunca quiso o pudo hacer, ahora ya me tiene a mí para hacerlas; las cosas que pensaba y no me decía, ahora las puede decir sin miedo. Su manera de ver el sexo, ahora ya no tiene que esconderla: el sexo para ella es su satisfacción, nada más, no tiene que pensar en mí, sólo en ella; en realidad, ella solo necesita para su placer sexual mi boca, lo demás le sobra, aunque parezca mentira a mí eso me vuelve loco.

No sé si me explico bien... Una de las cosas que mas me gusta de ella, es su egoísmo, por ejemplo:
a ella le gusta la casa limpia, pero no le gusta limpiar, pues para eso me tiene a mí; a ella le gusta el dinero, controlarlo y disponer de todo, pues yo estoy para conseguirlo y darle cuentas de todo; a ella le gusta salir, pero solo con quién quiere y cuando le apetece,... En fin, una mujer muy egoísta, y, aunque parezca mentira, esa es una de las cosas que más me gusta de ella.



Cuando me castiga, me insulta, me humilla o me pega, yo disfruto, no solo por el hecho en sí, también porque sé que si me pega por una mala acción, es porque le intereso, es por mi bien y debo agradecerle que lo haga, así me demuestra lo mucho que le importo, queriendo que sea yo su esclavo ideal, por eso ella me moldea a su antojo.



sábado, 14 de julio de 2018

Me gustas mala...

"Cariño: creo que no soy lo que tú crees o quieres que sea, no soy una dominatrix, soy una mujer mala". En un principio, no le di importancia, pero la cabeza empezó a funcionar, y me dije: "¿ por qué me dice eso?, ¿será que se siente culpable de tenerme esclavizado?, o, quizás, ¿será verdad que es una mujer mala?"... Me inclino más por pensar que ella se ve mala, porque es diferente a la mayoría de mujeres, o la mayoría de mujeres no tienen el valor de mostrarse, tal y como son, bueno, la verdad es que me dan lo mismo el resto de mujeres.

Piensas que eres mala mujer porque me tienes esclavizado, te ves egoísta, porque solo buscas tu placer, tu comodidad, y tu bienestar, pues, cariño, me encanta que seas una mujer mala, pero, entonces, ¿que soy yo?, no soy sumiso, creo que no, más bien soy tu esclavo, o, ¿soy un bicho raro?, puede ser... Si tú te ves mala mujer y a mí me gusta que seas mala, me da lo mismo que no seas dominatrix, en verdad sólo son palabras, cuando en realidad lo que importa son los hechos, por eso, esta entrada la dedicaré a aclarar cómo me gustas a mí y luego, tu decide qué eres y qué soy yo.

Me gusta que me ordenes las cosas, no me gusta que me digas "cuando puedas, esto habría que hacerlo", me gusta que digas "haz esto y hazlo ya, y bien hecho"; me gusta que tú no hagas nada, que estés relajada, disfrutando de tus cosas, mientras yo trabajo, para tener todo a tu gusto, cuanto más me exiges, más me gustas: no me gustan las medias tintas, me gustas mala, que me lo ordenes con decisión, contundencia y convicción...Me gustas mala.

Me gusta que el sexo sea para darte tu placer, que te desentiendas de mi placer y me exijas, cada vez más, que te complazca a tu manera, y después solo pienses en ti, que seas clara, como lo eres muchas veces, diciéndome "yo ya tengo lo mío, ahora tú mismo, a mi déjame en paz, ya estoy saciada"; me gusta que me humilles comparándome con otros hombres, que me digas que cuando te estoy lamiendo tu sexo, tú piensas en otras cosas, cosas que no me cuentas,y me gusta pensar que, piensas en otro mientras te doy placer.. Me gustas mala.

Me gusta que controles mi vida, que me prohibas todo, todo lo que tú sí puedes hacer; me gusta que exijas pedirte permiso para todo, y que tú no me lo pidas para nada; me gusta que tú manejes todos los bienes, y yo nada; me gusta que gestiones mis amigos, me gusta que me ordenes cómo comportarme con mi familia, me gusta que primero sean los hijos, incluso el perro, y después yo; me gusta que me humilles llevando tu ropa interior, me gusta que controles mi agenda, mis teléfonos, mis mensajes...Me gustas mala.

Me gusta que me tortures, que me des bofetadas, y no sólo en el sexo, también me gusta cuando se te antoja; me gusta lamerte el sexo y el culo, y no sólo cuando quieres placer, también cuando te pica o lo quieres limpio; me gusta que me castigues, me gusta que me insultes, me gusta que me utilices...Me gustas mala.

En fin, me gustas muy egoísta, muy celosa, muy posesiva, muy independiente, muy exigente, muy caprichosa, muy malévola, muy provocativa, muy autoritaria, muy variable, muy controladora, muy perversa, muy sádica....Muy tú, me gustas tú, no mala, sino malísima, así que, tranquila, deja ya de amenazar con que eres mala y puedes ser más mala, y se tú, porque a mí me gustas como eres y si te consideras mala, se malísima, que me gustaras más aún. Tú misma, ¿qué eres? y, ¿qué soy yo?...
Seas lo que seas, cada día estoy más enamorado de ti y hace años que nos conocemos. ¡Te amo.. mala mujer!

jueves, 12 de julio de 2018

Encontré la libertad siendo sometido

Cuando digo: "Sometiéndome a mi mujer, encontré la libertad", mucha gente no entenderá cómo puedo sentirme libre, estando sometido por mi mujer. Bueno, la respuesta es fácil en mi caso: yo no podía seguir viviendo en una gran mentira, porque, en realidad, no estaba siendo honesto con mi mujer, y mucho menos conmigo mismo. Supongo que ella tampoco sería feliz del todo, sin poder llevar la relación como realmente quería, por el rollo de qué pensará de mí, o el que dirán, más o menos lo de siempre, el problema que genera esta sociedad machista.

Yo utilizaba mucho el recurso del amigo invisible, al que ponía de excusa para contar algo; por ejemplo, decía: "fíjate, fulano, qué pelele es, su mujer hace con él lo que quiere, y él ni rechista"; entonces, ella me contestaba, "si son felices, a nadie hacen daño". Yo fingía, la realidad es que me moría de ganas por ser yo el pelele de mi mujer .Esa guerra interna entre las reglas impuestas por la sociedad y la realidad de uno, es el principal obstáculo a superar, cuando realmente quieres ser libre, libre de hacer y ser, como realmente quieres.

Por eso, yo pienso que el que debe quitarse primero la careta es el sumiso: si el sumiso no dice claramente lo que desea, rara vez la mujer dominante tomará la iniciativa, debido a que la relación, en un principio, empezó siendo una relación convencional. Así fue en nuestro caso, hasta que yo no di el paso  para que mi mujer cogiera el mando de todo. No obstante, el proceso es lento, teniendo en cuenta que la relación está basada en el amor; no puede ir lo rápido que uno quiere, caso distinto sería si, desde el principio de la relación, ésta hubiese nacido de un entendimiento claro de roles o posiciones.

Por eso, los estudios demuestran que las parejas que basan su unión en una relación femdom, son más auténticas, más placenteras y duran mucho más; si lo analizamos, veremos que es lógico: las dos partes hacen lo que les gusta, y se crean unos lazos de sinceridad y confianza que no existen en una pareja convencional. En mi caso, siempre he amado a mi esposa, pero, como actualmente, nunca he amado a nadie, y nunca he sido tan libre.

domingo, 8 de julio de 2018

Mi amor, quiero ser tu esclavo sumiso

Todo comienza cuando un día te levantas y le dices a tu mujer: "Mi amor, quiero ser tu esclavo sumiso". Esta frase fue mi confirmación, aunque, he de decir que ella ya sabía de sobra como era yo; igualmente, yo sabía que ella era una dominadora nata. "¿Estás seguro de lo que quieres?, porque después no habrá marcha atrás", esta fue su respuesta.  

Es importante antes de hacer esta pregunta a tu pareja, a tu futura ama, saber que no es un juego sexual: te encomiendas a la voluntad de tu ama de por vida, no es un juego en el cual cuando encuentras tu placer se termina todo, te estás ofreciendo para que tu amada tome el control de tu vida para siempre; tienes que pensar que hay miles de tipos de dominación, y tú solo realizarás las que a tu ama le interesen. Olvida  todo lo que viste, todo lo que te contaron, a partir de ahora cumplirás los deseos de ella, no los tuyos. 


A partir de ese momento, ella tomará el control absoluto tuyo y de la relación; tu única aspiración será complacer a tu ama, ella tomará todo tipo de decisión, desde la más simple, a la más importante, el ama nunca se equivoca en una decisión, ella hace lo que más le interesa y lo que más interesa a la relación, en la familia, tanto en la familia en común, como en la del sumiso, públicamente o en privado, ella te dirá lo que debes decir, exigir y cómo actuar en cada momento.

El sexo, algo tan importante en las relaciones, quedará reducido a complacer a tu ama. Olvídate de todo lo que te gusta a ti, tú elegiste complacer a tu ama y ese debe ser tu placer; muchas de las prácticas habituales desaparecen de tu vida, lo más probable es que tu ama sólo busque su placer, el placer sexual de un buen sumiso, es el placer de su ama, ella decidirá si alguna vez, te mereces un premio.



En el tema social, ella decide con quién vas, cuándo y cómo. La primera regla de un buen sumiso es preguntar a su ama lo que puede o no puede hacer: ella decidirá dónde ir, qué hacer, con quién ir, cómo ir vestido en cada ocasión,... Ten en cuenta que, tu ama es mucho más inteligente que tú, tú no eres nada sin ella. Este pensamiento ha de ser asumido por propia convicción, nunca por imposición. 

En el tema económico, a partir de este momento, todo es suyo, sólo ella manejará todos los bienes: monetarios, mobiliarios, nominales, materiales... Decidirá cómo administrarlos, si ningún tipo de consulta, o explicación, tú solo dispondrás de lo que ella considere, no podrás gastar ni un solo céntimo sin su permiso, ella te comprará lo que crea que te es necesario. 



Todas las tareas domésticas pasarán a tu cargo: ella te dirá de qué manera quiere las cosas, ten en cuenta, que después de tu jornada laboral deberás realizar las tareas de la casa, además de cuidar de tu ama, sirviéndola en todo lo que se le antoje,y  realizarás las tareas encomendadas las veces que sean necesarias, hasta que estén a su gusto.

 Serás castigado cuando a tu ama se le antoje, o determine que debe castigarte por algo, justificada o injustificadamente: ella decidirá el tipo de castigo, en cada momento y situación, y también la manera de dirigirte a ella, en público y en privado, así como la forma de vestir en cada momento.


Si después de leer esto estás dispuesto a asumir y realizar estas imposiciones y muchas más, teniendo en cuenta que cada ama es un mundo, y que ella marcará tu camino a seguir para educarte a su conveniencia, yo diría que estás preparado para ser un buen esclavo sumiso. Bienvenido al mundo femdom, disfrutad y sed felices.

Imágenes copiadas de la revista Fantasía, dirigida por: Lucian Press

sábado, 7 de julio de 2018

Yo confieso

Cuando el otro día, mi ama y esposa, me preguntó por qué quería escribir en un blog, no supe qué responder; aunque sabía la respuesta, no sabía cómo expresarme, a ver si lo consigo... Quiero escribir un blog para ti, para poderte decir las cosas que escondo, mejor dicho, que no me atrevo a contarte, y no por miedo a que no las entiendas, más bien por miedo a perder la masculinidad, aunque se que está más que demostrada mi sumisión hacia ti, confieso que aún arrastro parte de ese orgullo machista.

Es una especie de lucha interna; por un lado, sé que soy sincero contigo, que lo que más feliz me hace en esta vida es ser tu esclavo sumiso, pero, por el otro lado, reconozco que aún arrastro parte de ese machismo impuesto por esta sociedad. Después de darle vueltas, he decidido que debo ser aún más honesto contigo y entregarme a ti todavía más, entregarme como realmente quiero ser contigo, por eso utilizaré este espacio, para mostrarme tal y como quiero ser. 


Lo que más me atrae de ti, aparte de tu físico, es tu forma de ser, aunque tú también escondes cosas, posiblemente por el mismo motivo que yo: para se sincero, yo siempre te he visto como una persona superior a mí, cosa que me agrada más de lo que crees, eres egoísta, mandona, dominante, controladora, celosa, posesiva....Podría enumerar muchas más cualidades, la gente cuando lea esto pensará...¿cualidades?, pues sí, amigos míos, para mí estas cosas y algunas más son un racimo de cualidades, estas cosas hacen que ella sea la mujer de mi vida y he de decir que ella me ama, como nadie me ha amado jamás. 

Por aquí iré te confesando cosas y pensamientos escondidos, aunque, mucho me temo, que muchas de estas cosas ya las sabes, porque cuando tú las has expuesto, yo les he dado la vuelta más de una vez.
Confieso que, en más de una ocasión, cuando me he encontrado solo en casa, he cogido ropa interior tuya, en concreto, tus bragas o  tangas y las he llevado puestas todo el día, sentir tu sexo pegado al mío, me produce una sensación tremenda, me siento más tuyo, creo que este es mi fetiche preferido.


El control financiero, es otra de tus cualidades que más me gusta. Recuerdo cuando te pregunté "¿qué quieres de mis bienes?" y tú contestaste, sin dudar un segundo, "todo, lo quiero todo", eso me produjo una gran bienestar, el que tu ama y señora controle todos los bienes, es uno de los mayores placeres que puede proporcionarte la sumisión, tener que pedir permiso para poder comprar algo, el que te exija cuentas de todo y, sobre todo, que ella disponga de todo y pueda utilizarlo, sin darme ninguna explicación, es lo más...

Otra de las cosas que gusta mucho a los sumisos, o, al menos a mí, es cuando tu ama se burla de tu miembro, varias veces he sacado el tema y mi ama lo ha justificado, diciendo que era de un tamaño normal, en realidad, yo quería provocar esa burla, esa comparación con otros hombres, produce gran placer, como cuando te dice, que no vales para nada o te insulta, es una sensación que te transmite, como queriendo decir, tu sin mí no eres nada.
(Continuará)

viernes, 6 de julio de 2018

Presentación del blog

La sumisión masculina, en una pareja hetero, es uno de los secretos de pareja mejor guardados. Es curioso que cuando la parte dominante es el hombre, no se esconde, incluso es visto como lo más normal, es la cruda realidad de esta sociedad en la que vivimos.

Me parece correcto que una mujer se someta a la voluntad de su amado, siempre que sea por voluntad propia, pero, en el fondo, todos sabemos que, en realidad, no es así, las mujeres, desde que nacen, directa o indirectamente, son educadas para servir al hombre, de tal manera que la mayoría lo ven con tal naturalidad que asusta, esto, amigos míos, es la realidad.


Sin embargo, si un hombre, por voluntad propia, decide entregarse en cuerpo y alma a una mujer, estoy ya no es normal, ya él es un calzonazos y ella una lagartona; entonces, digo yo, ¿no sería más honrado y más honesto que cada cual elija su rol, en su pareja, siempre en libertad y acuerdo mutuo?

Cuando nací, nadie me preguntó si quería ser hombre, hetero o sumiso, nací así, y si no soy así, no soy yo, con esto, quiero decir que mi sumisión hacia mi mujer no es una fantasía sexual, es una forma de vida, como otra cualquiera, en la que dos personas deciden cómo llevar su relación.


En fin, dicho esto, a modo de presentación, lo que realmente pretendo en este blog, es abrir una ventana al mundo exterior para poder mostrarme, tal y como soy, destapando mi sumisión hacia mi amada mujer: mi sumisión hacia ella es mi libertad, y es mi forma de amarla, ofreciendo algo que nadie conoce, ni posee de mí.