jueves, 27 de septiembre de 2018

Femdon: una forma de rebeldía ante la sociedad

Muchas veces, en la relación de pareja, y más si cabe en mi tipo de relación femdom con mi mujer, no es fácil explicarse bien, debido a que no sabes dónde esta el límite de la Ama al mandar, y del sumiso a la hora de obedecer. En mi caso, esto sucede porque la relación nació, en un principio, como una relación convencional, y, poco a poco, se convirtió en una relación femdom a propuesta mía. Mi mujer, de carácter dominante, lo aceptó sin dudarlo, pero, a veces, le cuesta demostrar su dominio porque aún no conoce mi límite de aguante; aunque yo se lo he dicho mil veces, no acaba de convencerse de que aguante todo lo dicho.

El otro día, por ejemplo, se levantó de la siesta malhumorada, atacándome verbalmente sin descanso, yo contestaba y ella, confusa, se disculpaba diciendo "¿no es esto lo que querías?" Claro que es lo que quiero, quiero que sea ella, y, si yo contesto, es sin darme cuenta; ella, en vez de dudar y preguntar, debería darme un escarmiento, para que me acuerde y así, otra vez, no contestaré; ella no debe optar por disculparse diciendo que es lo que yo quería, eso ya esta más que hablado, hay que avanzar y castigar duramente esa acción, sin justificar nada más.

El sumiso necesita estar sometido constantemente, de una manera u otra, su excitación es esa, y cuando un sumiso está excitado, nada se le resistirá a su Ama. Una manera de tenerlo excitado es poniéndole un collar, o unas bragas de ella, para que el vea de quién es constantemente, parecerá extraño, pero realmente el placer de la sumisión está en ser humillado, maltratado y explotado continuamente por su Ama. En mi caso, llevar sus bragas por casa me produce una excitación muy grande; también me vuelve loco acostarme y pensar si esta noche me despertará para que le lama el coño o no, cosa que ocurre cuando ella desea solamente, pero a mí todas las noches me tiene excitado esa espera, que pocas veces llega.

Otro ejemplo difícil de entender es la excitación que me produce acostarme con el teléfono en la mesilla, esperando que suene para ir al salón y recibir sus órdenes, órdenes tan simples como hacer un colacao a las dos de la mañana, o cualquier cosa que se le ocurra. También cuando ella se acuesta, que me despierte y me diga "ve al salón y recógelo, o "levanta y limpia la meada del perro"..., son cosas que hace ella porque quiere, por las mañanas protesta de haberlo hecho y es tan simple como despertar a su esclavo y ordenar que lo haga él: ella quedaría satisfecha y él también, no veo el problema por ningún lado.

Es un mundillo un poco difícil de entender, nos cuesta hasta a los que estamos metidos, cuanto más a los de fuera, pero es tan sencillo como que se trata de dos personas que deciden vivir bajo las normas que ellos mismo han creado, al margen de las normas impuestas por esta sociedad, ni más ni menos que es eso, en cierto modo es una forma de rebeldía frente a lo que la sociedad convencional nos impone.

3 comentarios:

  1. Escelente y te entiendo perfectamente. Saludos de otro esclavo con Ama

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  2. Me encontré con tu blog de casualidad y fue sorprendente la similitud de pensamientos con respecto a la forma de ver y vivir la FemDom. Soy Gabriel, esclavo con Ama y esposa. Sigustás ponerte en contacto conmigo para compartir experiencias será un gusto. Saludos!

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    1. Gracias, por tus comentarios y sera un placer compartir contigo experiencias.
      Saludos

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