domingo, 16 de diciembre de 2018

Conclusiones

Hola a todo el mundo que sigue este humilde blog. Perdón de antemano por este parón que he tenido, pero cuando las dudas inundan la cabeza, creo que es necesario parar y observar desde otros ángulos para poder disipar las dudas que me inundaban.

No se trata de dudas sobre mi condición sumisa y de esclavitud hacia mi mujer, mas bien son dudas que surgen, creo yo, cuando existe tanto amor en la pareja. Yo sé lo que soy y sé lo que quiero, pero cuando se ama tanto, la duda es: ¿ella es feliz así o lo hace por mí, porque me ama tanto como yo a ella? Esta duda me hace parar un poco, porque en realidad cuando uno es sumiso de la mujer que ama, solo quiere dar a su pareja felicidad.

El mundo femdom es una forma de vida apasionante, cada pareja femdom la lleva de una manera, pero todo se reduce a adoración y entrega total a tu mujer amada, tu Diosa. En mi caso, mi entrega hacia ella es total. Por circunstancias de pareja, alguna vez  me parece que no le hago llegar claramente mi mensaje, o ella no acaba de creer lo que yo digo- Me gustaría meterme en su cabeza o, mejor aún, que ella entrara en mi cabeza y supiera realmente lo que deseo.

Por ejemplo, hace dos días, yo tuve una comida de empresa, ella me animó a que fuera y así fue, pero la cosa se alargó un poco mas de la cuenta y cuando llegué a casa ella estaba cabreada y su respuesta, como en otras ocasiones, no fue la que yo esperaba: se enfadó mucho y empezó a decirme que ella haría lo mismo, etc., etc., cuando realmente yo esperaba, y creo que en el fondo ella también lo deseaba, que me hubiera dado un par de tortas y en vez de decir eso hubiera dicho: "te he dejado ir, pero sólo un rato y no volverás a ir más, porque yo sí puedo hacer lo que me plazca, pero tú no, eres mío y haces lo que yo quiera, porque me perteneces". No sé si me explico bien, realmente yo necesito ver que ella esté segura de lo que soy y de lo que es ella, que no tenga dudas de que soy suyo y que me tiene que hacer sentir eso con decisión y sin dudas, porque si yo siento esas dudas me hacen ser inseguro.

Recuerdo cómo el primer día cuando le propuse que quería ser su sumiso, la alegría que le dio y cómo se le iluminó la cara; cuando a continuación me dijo que me quería sumiso total y le dije que sí, sin límites, ella me preguntó: "¿no te arrepentirás?, porque no voy a tener piedad y no quiero que luego te eches atrás. Pues a mí me parece que ella es la que se echa atrás en alguna ocasión, cuando realmente lo que yo espero es que me lo demuestre cada minuto del día y sin dudas, así ella verá cómo mi entrega es total, para mí, ella es lo primero en mi vida, ni familia, ni amigos, ni nuestras hijas están antes, ella es la que manda por encima de todas las personas y cosas.

Bueno espero que me entendáis, sobre todo ella, que aunque es dominante y autoritaria ,creo se queda muchas veces con esa duda, de "si hago o digo lo que quiero me rechazará", pues ni mucho menos cariño, el día que realmente creas lo que eres para mí, ya nada nos separará eternamente.


jueves, 27 de septiembre de 2018

Femdon: una forma de rebeldía ante la sociedad

Muchas veces, en la relación de pareja, y más si cabe en mi tipo de relación femdom con mi mujer, no es fácil explicarse bien, debido a que no sabes dónde esta el límite de la Ama al mandar, y del sumiso a la hora de obedecer. En mi caso, esto sucede porque la relación nació, en un principio, como una relación convencional, y, poco a poco, se convirtió en una relación femdom a propuesta mía. Mi mujer, de carácter dominante, lo aceptó sin dudarlo, pero, a veces, le cuesta demostrar su dominio porque aún no conoce mi límite de aguante; aunque yo se lo he dicho mil veces, no acaba de convencerse de que aguante todo lo dicho.

El otro día, por ejemplo, se levantó de la siesta malhumorada, atacándome verbalmente sin descanso, yo contestaba y ella, confusa, se disculpaba diciendo "¿no es esto lo que querías?" Claro que es lo que quiero, quiero que sea ella, y, si yo contesto, es sin darme cuenta; ella, en vez de dudar y preguntar, debería darme un escarmiento, para que me acuerde y así, otra vez, no contestaré; ella no debe optar por disculparse diciendo que es lo que yo quería, eso ya esta más que hablado, hay que avanzar y castigar duramente esa acción, sin justificar nada más.

El sumiso necesita estar sometido constantemente, de una manera u otra, su excitación es esa, y cuando un sumiso está excitado, nada se le resistirá a su Ama. Una manera de tenerlo excitado es poniéndole un collar, o unas bragas de ella, para que el vea de quién es constantemente, parecerá extraño, pero realmente el placer de la sumisión está en ser humillado, maltratado y explotado continuamente por su Ama. En mi caso, llevar sus bragas por casa me produce una excitación muy grande; también me vuelve loco acostarme y pensar si esta noche me despertará para que le lama el coño o no, cosa que ocurre cuando ella desea solamente, pero a mí todas las noches me tiene excitado esa espera, que pocas veces llega.

Otro ejemplo difícil de entender es la excitación que me produce acostarme con el teléfono en la mesilla, esperando que suene para ir al salón y recibir sus órdenes, órdenes tan simples como hacer un colacao a las dos de la mañana, o cualquier cosa que se le ocurra. También cuando ella se acuesta, que me despierte y me diga "ve al salón y recógelo, o "levanta y limpia la meada del perro"..., son cosas que hace ella porque quiere, por las mañanas protesta de haberlo hecho y es tan simple como despertar a su esclavo y ordenar que lo haga él: ella quedaría satisfecha y él también, no veo el problema por ningún lado.

Es un mundillo un poco difícil de entender, nos cuesta hasta a los que estamos metidos, cuanto más a los de fuera, pero es tan sencillo como que se trata de dos personas que deciden vivir bajo las normas que ellos mismo han creado, al margen de las normas impuestas por esta sociedad, ni más ni menos que es eso, en cierto modo es una forma de rebeldía frente a lo que la sociedad convencional nos impone.

jueves, 13 de septiembre de 2018

Expresión lingüística y corporal de la Ama

Es muy importante en las relaciones de pareja entre Ama y sumiso, la rectitud  y la expresión tanto lingüística como corporal de ella: una buena Ama debe estar convencida de que lo que ella manda o dice es lo mejor, no lo mejor para los demás, sino lo mejor para ella; para que ella se sienta segura y confiada debe de educar a su sumiso como ella quiere, sin seguir ningún patrón ni regla, y no debe preocuparse por si está bien o mal, el tema es que ella esté bien, para eso es importante, después de tener muy claro todo, saber expresarse bien cuando da una orden, para que el sumiso la ejecute con convicción.


Por ejemplo, la Ama no debe decir: "¿Cuándo vas a pintar el techo de la cocina, como ya hablamos?"; la orden bien dada sería: "Este fin de semana pintas el techo de la cocina": esto es una orden clara y directa, el sumiso no tiene opción y simplemente se limitará a decir: "Como quiera mi Ama, así será". La Ama no se puede parar a pensar cuándo le interesa al sumiso, ella quiere el techo pintado y no debe preguntar, sólo debe ordenar cuándo y cómo.

Cuando el sumiso desobedece una orden o hace algo que molesta a su Ama, tenga o no tenga ésta razón, la Ama no debe dudar en castigar inmediatamente. Por ejemplo, el sumiso ha tenido una actitud no deseada por la Ama ante una orden de ella, ésta, inmediatamente, llamará al sumiso, le dará unas buenas ostias y lo pondrá de rodillas pidiendo perdón el tiempo que ella crea oportuno, con esto demostrará, no sólo que ella manda, también demostrará que no le tiene miedo y que si alguien debe tener miedo es él a su reacción.

El tema de la expresión es muy importante. Figúrense un Ama diciendo: "Andrés, cuando puedas vienes y me comes la vulva", parece de risa ¿verdad? Lo suyo sería decir: "Perro, ven y cómete mi coño". Esto, aparte de demostrar quién manda, transmite seguridad al sumiso, que lamerá más excitado si cabe el coño hasta desgastarlo.


Cuando se insulta al sumiso debe de hacerse seriamente, no vale decir riendo: "Eres tonto, eres un payaso, no vales para nada, etc..." Se debe de insultar seriamente y sin risas para que el sumiso vea que es en serio. Las risas están bien para humillarlo, por ejemplo, cuando la Ama lo ve en bragas y le dice riendo: "Qué payaso eres, pareces un julandrón", o cuando hace alusión al tamaño de su miembro, soltando una carcajada y diciendo:"Anda, come el coño, que con esa mierda de polla, no me das más que risa, sólo sirves para comer coños, cabronazo de mierda".

Bueno, podría poner mil ejemplos más, pero creo que ya queda claro lo que quiero decir, la buena transmisión de las ordenes de la Ama es esencial para esta relación, así como la rectitud y el castigo al sumiso hasta que sea como ella quiere que sea.

domingo, 9 de septiembre de 2018

Dime qué bragas usas y te diré cómo eres

Define a las mujeres según el tipo de ropa interior que usa, las categorías fueron inventadas por la escritora argentina Valeria Schapira.

1. Culotte o bragas grandes: Los usan las mujeres que se quieren hacer las sofisticadas y sutilmente sexies. Son como bolsas de consorcio, antiestéticas e incómodas. Los hombres detestan al culotte (término francés), salvo el improbable caso de un culo redondito y sin pozos, tipo Bridget Jones.


2. Vedettina: Una variable anodina de un calzón. Se la ponen las damas de escasa personalidad que no se atreven a cruzar el límite y mostrar el culo entero, como corresponde.


3.Tanga: Deja las nalgas al aire pero cubre el pubis. La usan las semi - osadas que se atreven "hasta ahí". Por lo general, estas mujeres gustan del sexo tradicional. Nunca una alegría trasera.


4. Colaless: Tiene como ventaja que no corta el trasero en partes y genera la sensación de la cola manzanita. Por lo general la usan las minas que ya están "de vuelta", divorciadas o que se han pasado por la piedra a unos cuantos señores. Un aplauso para el colaless, más aún si es hilo dental.



 5. Las de dibujitos: Hablan de una terrible inmadurez por parte de sus poseedoras, por lo general mujeres de 30 y tantos que aún viven a costillas de sus viejos.




 6. Las de encaje:
Denotan un interés y cuidado por el propio cuerpo. Generalmente, las chicas y señoras que usan ropa interior tan sutil, son anorgásmicas.



7. Bombachas de algodón: Las usan las hipocondríacas que siguen al pie de la letra las indicaciones del ginecólogo y, por ende, no usan tampoco protectores diarios. Un asco. Como estas bombachas se hacen "bolita", estas damas siempre andan con la ropa interior a la miseria. A algunos hombres les gustan las bombachitas de algodón, sobre todo las blancas, porque les dan idea de pureza. No saben que sus poseedoras tienen más vueltas que Schumacher.


8. Bombachas de marca, visibles bajo el pantalón de tiro bajo: Son muy utilizadas por las que quieren ostentar aunque deban cuatro meses de expensas. Sus fans son, por lo general, esas mismas mujeres que usan Vuitton truchas. Una mujer de más de 30 con este look merece la pena de muerte.


9. Animal print (leopardo, cebras y bichos variados): He aquí una fiestera de manual. Si los bichitos están combinados con encaje, que se agarre el cristiano: le va a quedar el bicho mustio.


Para mí, me gustan éstas que pongo a continuación: sentir las tangas de encaje de mi mujer sobre mi miembro me produce una gran excitación; entiendo que muchos hombres no podáis llevarlas por el tamaño del miembro, no es mi caso, mi miembro es pequeño y las puedo llevar cómodamente.

viernes, 7 de septiembre de 2018

Adicto a ti

En el preciso momento en que me arrodillé ante ti para pedirte perdón -perdón por algo que no había cometido y que tanto tú como yo sabíamos que que no había nada que perdonar-, desde ese preciso momento, todo quedó absolutamente claro, para ti también, seguramente: yo certifiqué que soy tu esclavo incondicional y que, pase lo que pase y hagas o digas lo que sea, yo siempre te daré la razón y mi reconocimiento, aunque no lo entienda; tú debiste darte cuenta de lo que soy y de que tienes un esclavo fiel a tu servicio, un payaso, un panoli y un sumiso a tu servicio para toda la vida.

Por fin tus sueños se empiezan a cumplir: cuando nunca imaginabas que podrías volver loco a ningún hombre, porque ni tú te aguantas en algunas cosas, aparezco yo, tu payaso dispuesto a complacerte y a disfrutar de tu egoísmo y mala leche, sin rechistar, dispuesto a renunciar a todo por ti y a convertirme en tu esclavo.

Por tu manera de ser te ha costado comprender que existe una persona loca por ti, por ti como eres de verdad, no como otros te conocen, loco por ti en tu estado puro y salvaje, es tanta mi sumisión hacia ti que hasta te cuesta comportarte al 100 x 100 como realmente eres, en tu mente no acabas de entender que exista un hombre tan panoli, tan idiota y tan payaso, que te soporte todo tipo de comportamientos y acciones sin rechistar; aunque es lo que siempre deseaste, no te resulta fácil de asimilar, y mucho menos cuando yo cada día te entrego algo mas y me ofrezco para algo más, porque tú no dejas de ser mi droga, tú con tu manera de ser, no sólo me has enamorado, sino que me has hecho adicto a ti, una adicción que cada día va a más, sin la que no se puede vivir, cuanto mas egoísta y más malvada eres conmigo, más te deseo.

Solamente deseo que algún día te muestres al cien por cien como eres realmente y así poderte satisfacer en todo, deseo que cada día seas más egoísta conmigo, que me exijas más y que lo seas con toda la naturalidad posible, porque lo que haces es lo que los dos queremos realmente.

sábado, 1 de septiembre de 2018

Si yo fuera tú y tú fueras yo...

Hoy voy a escribir sobre una idea que ronda mi cabeza desde hace tiempo. Creo que la mejor manera de satisfacer, tanto los deseos de dominación de una ama, como los deseos de sumisión de un esclavo sumiso, sería cambiar los roles por un momento, aunque solo fuera para escribirlo, porque es obvio que, en mi caso, por ejemplo, no podría dominar a mi Ama nunca, ni, evidentemente, ella no podría someterse a mí tampoco, pero, como forma de conocerse mutuamente estaría bien, en esos casos en los que ninguno se atreve a confesar su situación de pareja. Estas serían las normas esenciales de pareja y de comportamiento que yo exigiría a mi mujer sumisa:


  • Siempre te dirigirás a mí como Amo cuando te de una orden o te imponga una tarea
  • Estarás siempre en casa con mi ropa interior usada y cuanto más humillante sea, mejor
  • Cuando entres en casa lo primero que harás es saludarme con un beso y te postrarás de rodillas ante mí lamiendo mis pies en señal de sumisión, hasta que te ordene qué hacer
  • Me pedirás permiso para todo, incluso para ir al baño, comer o beber cualquier cosa, no utilizarás el teléfono, ni cualquier medio de comunicación sin que yo lo autorice
  • Estarás disponible a cualquier hora del día y de la noche para satisfacer mis antojos, por ejemplo, si estoy en el salon y tú durmiendo, te haré una llamada perdida con el móvil y vendrás a verme para cumplir mis deseos, traerme una bebida o o que sea


  • Me limpiarás siempre que vaya al baño, de la manera que yo te diga sin rechistar, tanto cuando orine, como cuando defeque
  • Te encargarás de prepararme el baño y de enjabonarme siempre que te lo diga
  • Me vestirás y desvestirás siempre, colocando mi ropa, a mi manera
  • Me comprarás todo lo que te diga en mis cumpleaños o cualquier día señalado, yo no te tendré que corresponder nunca
  •  Cuando quiera dormir solo, tú dormirás a mis pies, o donde yo te mande
  • El sexo, principalmente, consistirá en chuparme y lamerme el miembro, mientras yo te insulto y te humillo hasta que me corra, luego limpiarás todo mi sexo dejándolo reluciente; puedo fantasear con cualquier mujer en voz alta mientras me das placer, cuando me corra yo decidiré qué haces tu, por supuesto, te lo harás tú; te torturaré cuando quiera y  te abofetearé las veces que me de la gana; estarás obligada a lamerme el culo cuando quiera y te tragarás mis pedos con pasión, dejando el ano bien limpio


  • Por supuesto, todas las tareas domesticas las haces tú, y cómo yo te diga
  • Se comerá lo que yo diga, eligiendo yo lo que quiero para cada uno, esto mismo será así cuando salgamos a tomar algo o comamos fuera de casa, siempre lo mejor sera para mí
  • Por supuesto, tú sólo te comprarás la ropa que yo diga y cuando diga, no gastarás nada de dinero sin mi permiso
  • No podrás quedar, ni llamar a nadie si yo no te lo digo, ni siquiera a hijos ni familia
  • Me contarás todo de ti, responderás a mis preguntas siempre, aunque sean cosas pasadas, con sinceridad
  • Te marcaré alguna parte del cuerpo con mis dientes, para que te acuerdes de quién eres
  • Por supuesto, yo no te daré ninguna explicación de nada si no quiero, tendré libertad sin límites para hacer o decir lo que quiera, incluso podré tener amantes y tú lo aceptarás, no me tendré que esconder de nada para realizar mis fantasías y tu lo aceptarás todo, incluso te preocuparás de facilitarlas si fuera necesario


En resumen, eras mía sin límites, tu vida es mía y yo la manejo a mi antojo, no eress implemente mi mujer, eres mi esclava y sumisa fiel como una perra.


domingo, 29 de julio de 2018

Hasta que la muerte nos separe

Realmente, te das cuenta de que has nacido para servir a una mujer, cuando practicas esta modalidad de pareja, llamada femdom y sabes que nunca más tendrías otro tipo de relación que no sea esa. De lo único que me arrepiento es de no haberme atrevido antes a declararme sumiso ante mi mujer, y cuando digo antes, me refiero a siempre; he llegado a la conclusión de que todas mis relaciones anteriores no me daban lo que yo necesitaba, ni yo amaba de verdad, como ahora, lo cual hace que me plantee: ¿por qué ella y no otra?.

En un principio, pensé que ya había encontrado la madurez suficiente para no seguir engañándome, o que ya había superado el miedo al qué dirán,... Manejaba mil teorías, pero lo cierto es que ella ha sabido hacerme ver cómo soy, y ha logrado que me comporte así; claro que esto es posible gracias a que ella es como es, y también es conocedora de queh a ganado un hombre a su medida.

Al principio, todo son miedos y dudas, porque la teoría la sabemos todos, pero ponerlo en práctica no es fácil. Rrecuerdo que cuando tocábamos el tema, y yo le contaba mis pretensiones de pareja, ella solía responderme; ¿tú estas seguro de lo que me ofreces?, ¿realmente te crees capaz de conocerme?, ¿no saldrás corriendo cuando descubras lo que quiero de verdad? Esas preguntas resonaban en mi cabeza, y me generaban muchas dudas, ahora veo como, inteligentemente, ella me hizo ser como soy, supo esperar hasta que se dio cuenta de que iba en serio, aunque, entonces, eso a mí me desesperaba, esa calma tensa, en la que nada llegaba: gracias a eso, aumentaron mis ganas de entrega, y mi grado de convicción. 

El sexo para mí siempre fue una de las cosas principales en las relaciones, soy una persona muy activa sexualmente, y con la mente muy abierta, pero ella me fue quitando el sexo, gradualmente, hasta llegar a tener el sexo que ella quiere, el sexo ahora es simplemente dedicarme a complacerla, sin nada más a cambio que verla satisfecha: es la constatación de lo que soy y de que dependo completamente de ella. Desde que ella manda, ha aumentado el número de veces que practicamos el sexo, ella se ha liberado de la carga  de satisfacer mis apetencias, porque, en realidad, sólo necesita su placer, de igual manera, yo he comprendido que soy suyo y disfruto tanto como ella complaciéndola.

Estoy convencido de que he nacido para servirla, para complacerla en todo, y, si me apuran, diría que he nacido para ella: me levanto cada mañana esperando una orden suya, cada día es distinto, dependiendo de su ánimo, o de sus deseos; esa sensación de esclavitud no la cambio por nada, porque cuando te conviertes en un esclavo de tu mujer, ya nada anterior tiene sentido, porque realmente te das cuenta de que ella es muy superior y como tal debe ser tratada, es tu reina y tu objetivo diario es servirla un poco más que el día anterior. A más deseo de ser sometido, más deseo de dominación por su parte, llega el momento en que no hay dudas por ninguna parte, y las órdenes fluyen como una cosa normal, porque la obediencia es un acto normal en la pareja femdom, se está realizando naturalmente, sin reparos ni arrepentimientos. Entonces es cuando puedes decir que lo estáis consiguiendo.

Con este tipo de relación, he conseguido aclarar mi mente y he aprendido a comprender más todo tipo de parejas, también a valorar más, si cabe, a las mujeres, he comprendido que cada uno tiene un sitio en la vida, que todo vale, siempre que sea lo que realmente uno desea, y sobre todo he encontrado la media naranja que siempre he deseado, la única mujer, que, con su manera de ser, me puede hacer feliz. Espero que ella sienta lo mismo, si así fuera, me atrevería a decir esa frase tan popular, "hasta que la muerte nos separe".




martes, 24 de julio de 2018

¿Sexo vainilla?

Hasta que empecé a indagar por Internet sobre estos temas de dominación y sumisión, yo no había oído hablar del "sexo vainilla", denominación que se le da en el mundillo bdsm al sexo común, para entendernos , un par de besos y a terminar en la postura misionero.

¿Por qué vainilla? Imaginaos que entráis en una heladería: cucuruchos, tarrinas, sorbetes, helados..., un amplio surtido de sabores, gustos y texturas; te tiras un buen rato dando vueltas por la heladería y, al final, pides uno de vainilla. ¡Con la cantidad de combinaciones que hay a tu alcance, tú eliges la más sosa! Aunque si una pareja disfruta con el sexo vainilla, ¿porque no?...


La mayoría de las parejas que se definen como vainilla, hacen sexo bdsm light sin saberlo: quién no se baja a hacer un cunnilingus a su pareja, o le ha vendado los ojos alguna vez, o ha dado un azote en el culo mientras hacía el amor, por poner algunos ejemplos. Pues sin querer se está rozando más el mundillo bdsm, que el vainilla. Cada pareja es un mundo y todos los gustos son igual de respetables, siempre que se realicen de acuerdo por las dos partes.

Particularmente, no me gusta que cataloguen a las parejas con nombres debidos a un analogía, y mi relación no se identifica con ninguno de estos dos tipos de pareja, ni es una relación vainilla, ni es una relación bdsm. En todo caso, creo que lo mejor y más práctico sería hablarlo con la pareja, y acordar los términos básicos de la relación, en mi caso que soy sumiso y mi mujer dominante; ella debería dejar claros sus términos propios y no dejarse llevar por las normas bdsm, simplemente, decir lo que quiere de bdsm y lo que quiere de vainilla: en esto es mucho más fácil de complacer al sumiso, porque como buen sumiso yo disfrutaré de cualquier manera si se hace realmente lo que ella desea. Creo que es un error hacer lo que otros creen que es lo correcto, tanto en bdsm, como en vainilla.


En resumen, como siempre digo, lo mejor es tener plena confianza con tu pareja, hablar mucho y acordar los términos básicos de la relación, sin dejarse llevar por modas, ni normas impuestas por terceros, cada uno en su casa hace lo que quiere, y, por lo menos, ser libres en esto, ya que cada vez quedan menos aspectos en las que uno pueda decidir libremente, porque todos somos sumisos de la sociedad y bailamos al son de la música que nos ponen, así que, al menos en esto sed libres y disfrutad como creáis conveniente.





viernes, 20 de julio de 2018

La vida en bragas

Mucha gente piensa que cuando a un hombre le gusta ponerse ropa interior de mujer, es porque es un homosexual encerrado en el armario. Yo no voy a juzgar los pensamientos de nadie, me voy a limitar a contar mi verdad.


Mi verdad, sobre este tema, es que me gusta ponerme las bragas o tangas de mi mujer: no cualquier braga o tanga, únicamente las suyas, y, si es posible, cuando ella ya las ha tenido puestas; no me gusta vestirme de mujer, solamente me gusta ponerme su ropa interior, para nada soy homosexual, ni siquiera soy bisexual, y, de paso, vaya mi respeto por delante para cualquier colectivo.

Lo que sí es cierto, es que a mi me gusta mucho lo ya mencionado, aparte de que las bragas y tangas de mujer son más cómodas y suaves que nuestra ropa interior, está el tema "sumisión": con sus bragas puestas me siento más suyo, es como si ella fuera dentro de mí, o, mejor dicho, como si yo fuera pegado a su sexo, lo que me produce una gran excitación y un placer tremendo; además, al ver cómo ella como se burla de mí, aumenta mi grado de satisfacción.


Buscando por la red información sobre este tema, descubrí que es una práctica bastante común entre los hombres; la mayoría de los que llevan estas prendas, lo hacen en secreto, sin que nadie lo sepa, pero, en mi caso, prefiero que sea ella quien me obligue a llevarlas puestas, debe ser por mi grado de sumisión: si ella no me lo ordenara, no me excitaría apenas nada.

Es tal el grado de popularidad de este asunto, que muchas mujeres se ganan la vida vendiendo su ropa interior usada. A mí no me complace ese mercadeo, pues sólo me gusta ponerme las de mi mujer. Tampoco me produce ni frío ni calor ponerme su sujetador, o feminizarme, son temas que no me atraen, a mi mujer tampoco, está claro, porque si ella quisiera me obligaría a hacerlo y yo lo haría sin rechistar.


Bueno, es mi opinión sobre un tema que da para mucho, supongo que a mí me gusta tanto, por ser una muestra de dominación de mi mujer hacia mí: "tú usas mis bragas cuando ya las he usado yo, después, cuando te dé otras usadas, te cambias y lavas esas"... Siempre detrás de ella, como debe ser en todo, ella primero y yo detrás.

jueves, 19 de julio de 2018

Confesiones sumisas

Cuando empecé en esto de la sumisión, no estaba seguro de lo que buscaba, tenía dudas sobre mi condición: no tenía claro si sólo era una fantasía sexual, o, como más  tarde descubrí , lo que deseaba era una relación de sumisión y esclavitud de por vida, entregándome a mi mujer las 24 horas del día, todos los días del año, hasta que la muerte nos separe.

Lo primero que hice fue analizar cómo veía yo a mi mujer; una vez que asumí su grado de superioridad en todos los aspectos, lo demás ya fue fácil, no tenía ninguna duda de quién era la parte Alfa de la familia: eso es lo que te da confianza, yo veo a mi mujer como una persona mucho más preparada para manejar la familia a su antojo, que yo.

Ella es mi media naranja, yo sin ella no podría ser feliz, porque en ella encontré lo que buscaba, siempre me gustaron las mujeres egoístas, ella supera con creces mis perspectivas de mujer ideal para mí, yo sin ella no sabría qué hacer, sin embargo, ella encontraría alguien mejor que yo enseguida, por eso debo ser más esclavo y sumiso con ella, por su manera de ser, es imprescindible en mi vida.

Cada día que pasa, ella me ve más suyo, exigiendo un poco más, y yo, cada día, soy más dependiente y necesito más exigencias de ella; es su manera de amarme y es mi manera de corresponderla: los dos recibimos lo que deseamos, cada uno en su justa medida. Posiblemente, los dos vivamos los mejores años de nuestras vidas.

A partir de que ella es consciente de que es superior a mí, asumiendo su lugar de dómina absoluta, y, al mismo tiempo, yo asumo su superioridad, y mi lugar como su esclavo, es cuando todo empieza a funcionar: ella puede llevar la clase de vida que siempre deseó, sabiendo que yo la alisaré el camino, sometiéndome y complaciéndola en todo.

Las cosas que nunca quiso o pudo hacer, ahora ya me tiene a mí para hacerlas; las cosas que pensaba y no me decía, ahora las puede decir sin miedo. Su manera de ver el sexo, ahora ya no tiene que esconderla: el sexo para ella es su satisfacción, nada más, no tiene que pensar en mí, sólo en ella; en realidad, ella solo necesita para su placer sexual mi boca, lo demás le sobra, aunque parezca mentira a mí eso me vuelve loco.

No sé si me explico bien... Una de las cosas que mas me gusta de ella, es su egoísmo, por ejemplo:
a ella le gusta la casa limpia, pero no le gusta limpiar, pues para eso me tiene a mí; a ella le gusta el dinero, controlarlo y disponer de todo, pues yo estoy para conseguirlo y darle cuentas de todo; a ella le gusta salir, pero solo con quién quiere y cuando le apetece,... En fin, una mujer muy egoísta, y, aunque parezca mentira, esa es una de las cosas que más me gusta de ella.



Cuando me castiga, me insulta, me humilla o me pega, yo disfruto, no solo por el hecho en sí, también porque sé que si me pega por una mala acción, es porque le intereso, es por mi bien y debo agradecerle que lo haga, así me demuestra lo mucho que le importo, queriendo que sea yo su esclavo ideal, por eso ella me moldea a su antojo.



sábado, 14 de julio de 2018

Me gustas mala...

"Cariño: creo que no soy lo que tú crees o quieres que sea, no soy una dominatrix, soy una mujer mala". En un principio, no le di importancia, pero la cabeza empezó a funcionar, y me dije: "¿ por qué me dice eso?, ¿será que se siente culpable de tenerme esclavizado?, o, quizás, ¿será verdad que es una mujer mala?"... Me inclino más por pensar que ella se ve mala, porque es diferente a la mayoría de mujeres, o la mayoría de mujeres no tienen el valor de mostrarse, tal y como son, bueno, la verdad es que me dan lo mismo el resto de mujeres.

Piensas que eres mala mujer porque me tienes esclavizado, te ves egoísta, porque solo buscas tu placer, tu comodidad, y tu bienestar, pues, cariño, me encanta que seas una mujer mala, pero, entonces, ¿que soy yo?, no soy sumiso, creo que no, más bien soy tu esclavo, o, ¿soy un bicho raro?, puede ser... Si tú te ves mala mujer y a mí me gusta que seas mala, me da lo mismo que no seas dominatrix, en verdad sólo son palabras, cuando en realidad lo que importa son los hechos, por eso, esta entrada la dedicaré a aclarar cómo me gustas a mí y luego, tu decide qué eres y qué soy yo.

Me gusta que me ordenes las cosas, no me gusta que me digas "cuando puedas, esto habría que hacerlo", me gusta que digas "haz esto y hazlo ya, y bien hecho"; me gusta que tú no hagas nada, que estés relajada, disfrutando de tus cosas, mientras yo trabajo, para tener todo a tu gusto, cuanto más me exiges, más me gustas: no me gustan las medias tintas, me gustas mala, que me lo ordenes con decisión, contundencia y convicción...Me gustas mala.

Me gusta que el sexo sea para darte tu placer, que te desentiendas de mi placer y me exijas, cada vez más, que te complazca a tu manera, y después solo pienses en ti, que seas clara, como lo eres muchas veces, diciéndome "yo ya tengo lo mío, ahora tú mismo, a mi déjame en paz, ya estoy saciada"; me gusta que me humilles comparándome con otros hombres, que me digas que cuando te estoy lamiendo tu sexo, tú piensas en otras cosas, cosas que no me cuentas,y me gusta pensar que, piensas en otro mientras te doy placer.. Me gustas mala.

Me gusta que controles mi vida, que me prohibas todo, todo lo que tú sí puedes hacer; me gusta que exijas pedirte permiso para todo, y que tú no me lo pidas para nada; me gusta que tú manejes todos los bienes, y yo nada; me gusta que gestiones mis amigos, me gusta que me ordenes cómo comportarme con mi familia, me gusta que primero sean los hijos, incluso el perro, y después yo; me gusta que me humilles llevando tu ropa interior, me gusta que controles mi agenda, mis teléfonos, mis mensajes...Me gustas mala.

Me gusta que me tortures, que me des bofetadas, y no sólo en el sexo, también me gusta cuando se te antoja; me gusta lamerte el sexo y el culo, y no sólo cuando quieres placer, también cuando te pica o lo quieres limpio; me gusta que me castigues, me gusta que me insultes, me gusta que me utilices...Me gustas mala.

En fin, me gustas muy egoísta, muy celosa, muy posesiva, muy independiente, muy exigente, muy caprichosa, muy malévola, muy provocativa, muy autoritaria, muy variable, muy controladora, muy perversa, muy sádica....Muy tú, me gustas tú, no mala, sino malísima, así que, tranquila, deja ya de amenazar con que eres mala y puedes ser más mala, y se tú, porque a mí me gustas como eres y si te consideras mala, se malísima, que me gustaras más aún. Tú misma, ¿qué eres? y, ¿qué soy yo?...
Seas lo que seas, cada día estoy más enamorado de ti y hace años que nos conocemos. ¡Te amo.. mala mujer!

jueves, 12 de julio de 2018

Encontré la libertad siendo sometido

Cuando digo: "Sometiéndome a mi mujer, encontré la libertad", mucha gente no entenderá cómo puedo sentirme libre, estando sometido por mi mujer. Bueno, la respuesta es fácil en mi caso: yo no podía seguir viviendo en una gran mentira, porque, en realidad, no estaba siendo honesto con mi mujer, y mucho menos conmigo mismo. Supongo que ella tampoco sería feliz del todo, sin poder llevar la relación como realmente quería, por el rollo de qué pensará de mí, o el que dirán, más o menos lo de siempre, el problema que genera esta sociedad machista.

Yo utilizaba mucho el recurso del amigo invisible, al que ponía de excusa para contar algo; por ejemplo, decía: "fíjate, fulano, qué pelele es, su mujer hace con él lo que quiere, y él ni rechista"; entonces, ella me contestaba, "si son felices, a nadie hacen daño". Yo fingía, la realidad es que me moría de ganas por ser yo el pelele de mi mujer .Esa guerra interna entre las reglas impuestas por la sociedad y la realidad de uno, es el principal obstáculo a superar, cuando realmente quieres ser libre, libre de hacer y ser, como realmente quieres.

Por eso, yo pienso que el que debe quitarse primero la careta es el sumiso: si el sumiso no dice claramente lo que desea, rara vez la mujer dominante tomará la iniciativa, debido a que la relación, en un principio, empezó siendo una relación convencional. Así fue en nuestro caso, hasta que yo no di el paso  para que mi mujer cogiera el mando de todo. No obstante, el proceso es lento, teniendo en cuenta que la relación está basada en el amor; no puede ir lo rápido que uno quiere, caso distinto sería si, desde el principio de la relación, ésta hubiese nacido de un entendimiento claro de roles o posiciones.

Por eso, los estudios demuestran que las parejas que basan su unión en una relación femdom, son más auténticas, más placenteras y duran mucho más; si lo analizamos, veremos que es lógico: las dos partes hacen lo que les gusta, y se crean unos lazos de sinceridad y confianza que no existen en una pareja convencional. En mi caso, siempre he amado a mi esposa, pero, como actualmente, nunca he amado a nadie, y nunca he sido tan libre.

domingo, 8 de julio de 2018

Mi amor, quiero ser tu esclavo sumiso

Todo comienza cuando un día te levantas y le dices a tu mujer: "Mi amor, quiero ser tu esclavo sumiso". Esta frase fue mi confirmación, aunque, he de decir que ella ya sabía de sobra como era yo; igualmente, yo sabía que ella era una dominadora nata. "¿Estás seguro de lo que quieres?, porque después no habrá marcha atrás", esta fue su respuesta.  

Es importante antes de hacer esta pregunta a tu pareja, a tu futura ama, saber que no es un juego sexual: te encomiendas a la voluntad de tu ama de por vida, no es un juego en el cual cuando encuentras tu placer se termina todo, te estás ofreciendo para que tu amada tome el control de tu vida para siempre; tienes que pensar que hay miles de tipos de dominación, y tú solo realizarás las que a tu ama le interesen. Olvida  todo lo que viste, todo lo que te contaron, a partir de ahora cumplirás los deseos de ella, no los tuyos. 


A partir de ese momento, ella tomará el control absoluto tuyo y de la relación; tu única aspiración será complacer a tu ama, ella tomará todo tipo de decisión, desde la más simple, a la más importante, el ama nunca se equivoca en una decisión, ella hace lo que más le interesa y lo que más interesa a la relación, en la familia, tanto en la familia en común, como en la del sumiso, públicamente o en privado, ella te dirá lo que debes decir, exigir y cómo actuar en cada momento.

El sexo, algo tan importante en las relaciones, quedará reducido a complacer a tu ama. Olvídate de todo lo que te gusta a ti, tú elegiste complacer a tu ama y ese debe ser tu placer; muchas de las prácticas habituales desaparecen de tu vida, lo más probable es que tu ama sólo busque su placer, el placer sexual de un buen sumiso, es el placer de su ama, ella decidirá si alguna vez, te mereces un premio.



En el tema social, ella decide con quién vas, cuándo y cómo. La primera regla de un buen sumiso es preguntar a su ama lo que puede o no puede hacer: ella decidirá dónde ir, qué hacer, con quién ir, cómo ir vestido en cada ocasión,... Ten en cuenta que, tu ama es mucho más inteligente que tú, tú no eres nada sin ella. Este pensamiento ha de ser asumido por propia convicción, nunca por imposición. 

En el tema económico, a partir de este momento, todo es suyo, sólo ella manejará todos los bienes: monetarios, mobiliarios, nominales, materiales... Decidirá cómo administrarlos, si ningún tipo de consulta, o explicación, tú solo dispondrás de lo que ella considere, no podrás gastar ni un solo céntimo sin su permiso, ella te comprará lo que crea que te es necesario. 



Todas las tareas domésticas pasarán a tu cargo: ella te dirá de qué manera quiere las cosas, ten en cuenta, que después de tu jornada laboral deberás realizar las tareas de la casa, además de cuidar de tu ama, sirviéndola en todo lo que se le antoje,y  realizarás las tareas encomendadas las veces que sean necesarias, hasta que estén a su gusto.

 Serás castigado cuando a tu ama se le antoje, o determine que debe castigarte por algo, justificada o injustificadamente: ella decidirá el tipo de castigo, en cada momento y situación, y también la manera de dirigirte a ella, en público y en privado, así como la forma de vestir en cada momento.


Si después de leer esto estás dispuesto a asumir y realizar estas imposiciones y muchas más, teniendo en cuenta que cada ama es un mundo, y que ella marcará tu camino a seguir para educarte a su conveniencia, yo diría que estás preparado para ser un buen esclavo sumiso. Bienvenido al mundo femdom, disfrutad y sed felices.

Imágenes copiadas de la revista Fantasía, dirigida por: Lucian Press

sábado, 7 de julio de 2018

Yo confieso

Cuando el otro día, mi ama y esposa, me preguntó por qué quería escribir en un blog, no supe qué responder; aunque sabía la respuesta, no sabía cómo expresarme, a ver si lo consigo... Quiero escribir un blog para ti, para poderte decir las cosas que escondo, mejor dicho, que no me atrevo a contarte, y no por miedo a que no las entiendas, más bien por miedo a perder la masculinidad, aunque se que está más que demostrada mi sumisión hacia ti, confieso que aún arrastro parte de ese orgullo machista.

Es una especie de lucha interna; por un lado, sé que soy sincero contigo, que lo que más feliz me hace en esta vida es ser tu esclavo sumiso, pero, por el otro lado, reconozco que aún arrastro parte de ese machismo impuesto por esta sociedad. Después de darle vueltas, he decidido que debo ser aún más honesto contigo y entregarme a ti todavía más, entregarme como realmente quiero ser contigo, por eso utilizaré este espacio, para mostrarme tal y como quiero ser. 


Lo que más me atrae de ti, aparte de tu físico, es tu forma de ser, aunque tú también escondes cosas, posiblemente por el mismo motivo que yo: para se sincero, yo siempre te he visto como una persona superior a mí, cosa que me agrada más de lo que crees, eres egoísta, mandona, dominante, controladora, celosa, posesiva....Podría enumerar muchas más cualidades, la gente cuando lea esto pensará...¿cualidades?, pues sí, amigos míos, para mí estas cosas y algunas más son un racimo de cualidades, estas cosas hacen que ella sea la mujer de mi vida y he de decir que ella me ama, como nadie me ha amado jamás. 

Por aquí iré te confesando cosas y pensamientos escondidos, aunque, mucho me temo, que muchas de estas cosas ya las sabes, porque cuando tú las has expuesto, yo les he dado la vuelta más de una vez.
Confieso que, en más de una ocasión, cuando me he encontrado solo en casa, he cogido ropa interior tuya, en concreto, tus bragas o  tangas y las he llevado puestas todo el día, sentir tu sexo pegado al mío, me produce una sensación tremenda, me siento más tuyo, creo que este es mi fetiche preferido.


El control financiero, es otra de tus cualidades que más me gusta. Recuerdo cuando te pregunté "¿qué quieres de mis bienes?" y tú contestaste, sin dudar un segundo, "todo, lo quiero todo", eso me produjo una gran bienestar, el que tu ama y señora controle todos los bienes, es uno de los mayores placeres que puede proporcionarte la sumisión, tener que pedir permiso para poder comprar algo, el que te exija cuentas de todo y, sobre todo, que ella disponga de todo y pueda utilizarlo, sin darme ninguna explicación, es lo más...

Otra de las cosas que gusta mucho a los sumisos, o, al menos a mí, es cuando tu ama se burla de tu miembro, varias veces he sacado el tema y mi ama lo ha justificado, diciendo que era de un tamaño normal, en realidad, yo quería provocar esa burla, esa comparación con otros hombres, produce gran placer, como cuando te dice, que no vales para nada o te insulta, es una sensación que te transmite, como queriendo decir, tu sin mí no eres nada.
(Continuará)

viernes, 6 de julio de 2018

Presentación del blog

La sumisión masculina, en una pareja hetero, es uno de los secretos de pareja mejor guardados. Es curioso que cuando la parte dominante es el hombre, no se esconde, incluso es visto como lo más normal, es la cruda realidad de esta sociedad en la que vivimos.

Me parece correcto que una mujer se someta a la voluntad de su amado, siempre que sea por voluntad propia, pero, en el fondo, todos sabemos que, en realidad, no es así, las mujeres, desde que nacen, directa o indirectamente, son educadas para servir al hombre, de tal manera que la mayoría lo ven con tal naturalidad que asusta, esto, amigos míos, es la realidad.


Sin embargo, si un hombre, por voluntad propia, decide entregarse en cuerpo y alma a una mujer, estoy ya no es normal, ya él es un calzonazos y ella una lagartona; entonces, digo yo, ¿no sería más honrado y más honesto que cada cual elija su rol, en su pareja, siempre en libertad y acuerdo mutuo?

Cuando nací, nadie me preguntó si quería ser hombre, hetero o sumiso, nací así, y si no soy así, no soy yo, con esto, quiero decir que mi sumisión hacia mi mujer no es una fantasía sexual, es una forma de vida, como otra cualquiera, en la que dos personas deciden cómo llevar su relación.


En fin, dicho esto, a modo de presentación, lo que realmente pretendo en este blog, es abrir una ventana al mundo exterior para poder mostrarme, tal y como soy, destapando mi sumisión hacia mi amada mujer: mi sumisión hacia ella es mi libertad, y es mi forma de amarla, ofreciendo algo que nadie conoce, ni posee de mí.